Ningún hombre puede decir lo que él es. Pero ocurre que sí puede decir lo que no es. En general, se pretende que aquel que aún busca haya llegado a una conclusión. Mil voces le anuncian ya lo que ha encontrado y, sin embargo, el que busca bien lo sabe, no es eso. ¿Hay que seguir buscando entonces y dejar que digan lo que quieran? Desde luego. Pero de cuando en cuando es menester defenderse. Yo no sé lo que busco. Lo nombro con prudencia, me desdigo, me repito, avanzo y retrocedo. Se me exige empero que diga los nombres, o el nombre, de una vez por todas. Entonces me encabrono. ¿Es que acaso no queda ya perdido lo que se ha encontrado? He aquí al menos lo que puedo intentar decir.

Albert Camus, 1950

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