Última noche del 2013

A mí lo que se me ocurre compartir en este tránsito mental hacia otro ciclo más, es el deseo de que lo bien hecho y lo hermoso dure; que podamos rendirnos a los motivos de lo que acaba o de quien parte; que amemos a quien está, sin frenesí de propiedad, sin proyecciones neuróticas, sin importar si está lejos o cerca; que vaciemos la bolsa higadal de las piedritas del rencor, pero que apretemos bien juerte la voluntad rebelde para impedir que este sistema mental y cultural nos entretenga con cuentitas de vidrio ora transformadas en información digital; que vuélvamos a la tierra, que no la abandonemos, ni a quienes la trabajan, ni a quienes se parten el lomo para que en la mesa haya el alimento, y no el veneno empaquetado; que la amistad no sea superficial y que el amor no pierda su ruta; no olvidemos de dónde venimos, como seres históricos-naturales de este mundo; que ya no andemos ahí, relacionándonos con lxs demás con base en puros supuestos, prejuicios y manifiestos; que profundicemos; que la vida se reproduzca en cada amorosa acción directa, sin mediaciones, sin parafernalias yóicas; que podamos inventar entre todxs las nuevas formas de producir energía, sin matar al planeta; que cada persona pueda ser dueña de su tiempo [todo]; destruyamos todas las cadenas mentales y materiales que nos atan al sistema-muerte, y hagamos lo que tengamos que hacer para que todos los días podamos gozar alegría y voluntad, firmeza y claridad. ¡Salud para todos los seres de la Tierra! 

Lichi

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